Como padres, nos gusta que nuestros hijos tengan todo lo que necesitan y, a veces se nos pasa la mano y los pequeños están bañados en juguetes y regalos, exigiendo cada vez más.
La navidad, es un momento donde los niños reciben una gran cantidad de regalos al mismo tiempo, lo que de cierto modo puede resultar perjudicial, ya que no sólo se les consiente demasiado, sino que también se ven descolocados ante tal cantidad de juguetes nuevos.
El año pasado, mi sobrino de 5 años se quedó quieto después de abrir sus regalos. Eran tantos los juguetes que no sabía por dónde empezar a probarlos, se vio sobrepasado.
En vez de comprar 10 juguetes, quizá es mejor decidirse por uno o dos que el niño realmente vaya a apreciar y que vayan de acuerdo no sólo a los gustos del chico, sino que también a los valores que deseamos imponer.
Si nos gusta que disfruten de la vida al aire libre, en vez de comprar un autos a control remoto y figuritas, lo mejor será un arco de futbol con un balón o un aro de básquet con la pelota correspondiente.
Otro punto importante, sobre todo cuando son varios hermanos, es que los juguetes llamen al disfrute grupal. No necesariamente deben ser un regalo para todos, pero si permitir que el niño integre a otros en su juego.
Escogiendo el regalo
Todos los chicos tienen intereses individuales y cultivar eso que los hace únicos y especiales también es importante. Si a un chico le apasiona la música, un regalo que vaya por esa línea no sólo le gustará, sino que lo ayudará a desarrollar sus talentos.
Las cosas también pueden darse de forma contraria, hay niños con un interés muy marcado en cierto tipo de juguetes, por ejemplo los autos, y que por lo tanto reciben siempre regalos de ese estilo. De ese modo, no los ayudamos a explorar cosas nuevas que también podrían gustarles.
Si somos los padres, podemos crear una especie de lista para orientar al resto de la familia a la hora de comprar los regalos para nuestros niños.
Si estamos buscando un regalo para un sobrino o el hijo de algún amigo, recurrir a sus padres es lo ideal para asegurarnos que el presente no sólo les guste, sino que también les sea útil.
Pasa mucho que al ir de compras, los adultos nos entusiasmamos con juguetes que le gustan más a nuestro niño interno. Antes de comprar, piensa en como jugará el pequeño y no en lo mucho que te agrada a ti.
La navidad, no tiene porque ser un baño de regalos, sino que un momento en donde, a través de la celebración familiar, los chicos se sientan felices de recibir no sólo obsequios, sino que el cariño de todos quienes les aman.
Si cultivamos una navidad con sentido desde temprana edad, nuestros hijos crecerán apreciando más el sentido de celebración y menos el aspecto comercial de tan linda fiesta.