Alrededor del año y medio o dos años, nuestros pequeñitos van mostrando más su personalidad y buscan la forma de ser independientes, aunque aún no pueden controlar impulsos y emociones.
Seguramente tu hijo o el de alguna amiga/o mordía a los otros niños; no es un comportamiento raro ni significa que el chico vaya en camino de volverse un peleador, sino que a esa edad es parte de un comportamiento normal.
Algunos chicos muerden, otros golpean, arañan o jalan en cabello, no sólo de otros chicos sino que también de adultos. Si bien es normal, eso no significa que debemos dejarlo pasar.
Agresividad en la primera infancia
El niño, deja de estar siempre pegado a sus padres y busca experimentar cosas nuevas, probando comportamientos y tratando de ver dónde empiezan los limites. Descubren muchas cosas, pero no tienen la capacidad de controlar impulsos y emociones, por lo que recurren a comportamientos como el golpear o morder.
A nadie le gusta que su hijo sea violento y, es muy difícil encontrar un niño de esa edad que muestre un comportamiento violento de forma continua. Lo que si vemos, son chicos que utilizan esas artimañas para llamar la atención.
Un chico pequeño, realiza una acción y espera la reacción del adulto; risa, enojo o cualquier cosa que demuestra que consigue llamar nuestra atención, los estimulará a seguir.
Es una etapa en donde debemos ayudar a que entiendan cuáles son los limites del comportamiento “aceptable” y las consecuencias de sus acciones: No es fácil que comprendan, apenas tienen habilidad de expresarse, pero no por ello debemos dejar de hacerlo.
Qué hacer si mi hijo muerde o agrede al resto
Si un niño pequeño está mostrando un comportamiento agresivo por primera vez, basta con un advertencia verbal con tono firme pero sin gritar. Si el comportamiento se repite, deben utilizarse otras técnicas.
Si el niño mordió a otro en un juego, debemos tomarlo y sacarlo de la actividad. La idea es demostrar que hay una consecuencia inmediata, no tiene ningún sentido esperar a que termine de jugar, ya que lo habrá olvidado.
Cada vez que muerda o golpee, hay que seguir removiéndolo de la situación en que está. Tómalo y llévalo a otra habitación o, termina el día en el parque para volver a casa.
En el caso de que se haga costumbre el ser agresivo, prueba recompensar su buen comportamiento. Puede bastar un elogio, ignorando su mal comportamiento y, en vez de gritarle, di que está mal en voz tranquila.
Ayúdalo a gastar energía: Muchas veces, el mal comportamiento se debe a su necesidad de gastar energías. Estimula el juego al aire libre, actividades como montar un triciclo o jugar en el parque.
Evita que vea mucha TV: Los comportamientos violentos, pueden ser imitación de lo que ve. Controla tiempo y contenidos.
Busca ayuda: Si nada funciona, puede ser que tu pequeño requiera ayuda extra. Una sicóloga infantil podrá ayudarles a generar una estrategia familiar para enfrentar el problema.
Lo más probable, es que sea una etapa que dure máximo unos meses, no te preocupes, que tu hijo no será el próximo Hannibal Lecter.