Cuando un niño hace alguna travesura o acción incorrecta, lo reprendemos o castigamos pero, cuando realiza algo bien o se comporta de forma ejemplar, solemos no decir nada.
Si un niño recibe atención sólo cuando se porta “mal,” será difícil cambiar su comportamiento. Por eso tan interesante el Reforzamiento positivo, una forma de ayudar a los chicos a comportarse mejor.
El reforzamiento positivo, es ideal para corregir comportamientos y mejorar la relación entre padres e hijos mediante la estimulación de las buenas acciones.
Qué es el reforzamiento positivo
Se trata de una técnica que se utiliza hace décadas, siendo una derivación de la sicología del comportamiento. Su base, está en utilizar estímulos positivos, dejando lo malo o hiriente fuera.
El reforzamiento positivo, suele utilizarse en salas de clases o grupos grandes de niños, pero también es excelente para la vida familiar. Los niños, suelen repetir comportamientos que obtienen respuesta y, si reaccionamos a lo bueno, tenderán a seguir esa línea.
En el reforzamiento positivo, se suele utilizar un sistema de recompensas que motive a los chicos. No los estamos sobornando, sino que creando una ruta de comportamiento que después se dará sola.
En el reforzamiento positivo no hay amenazas y, en caso de comportamientos inadecuados, se les recuerda de forma calma cuál es la forma correcta de realizar una acción.
Sistema de recompensas
Si vas a iniciar a tus hijos en el método del reforzamiento positivo, es una buena idea tener un sistema visible de recompensas. Lo ideal, es una tabla u hoja grade que esté siempre a la vista y en donde el chico pueda ver sus progresos.
Por ejemplo, si tu hijo solía dejar su cuarto desordenado, se rehusaba a comer lo que debía o molestaba a sus hermanos, escribe cada comportamiento en su forma positiva:
- Ordenó su cuarto
- Ser bueno son los hermanos
- Comer bien
Cada vez que realice la acción, pones un sticker o marca al lado y, si se completa alguna de las líneas, viene la recompensa. Puede ser desde un paseo al parque a una noche de pizza.
Con el tiempo, ya no será necesario recordarles las cosas de manera constante y, las recompensas, pueden pasar a ser parte de la dinámica familiar.
El sistema de recompensas, también es ideal para los niños impacientes, ya que les enseña a esperar para conseguir lo que desean y, al poder ir viendo sus progresos, la ruta hasta la gratificación se hace menos pesada.
El reforzamiento positivo en la vida familiar
El reforzamiento positivo necesita ser practicado de forma constante; si pierdes la paciencia y les gritas o no cumples con las recompensas acordadas, habrás arruinado el camino recorrido, aunque siempre puedes retomar.
Una familia con chicos que se comportan bien, es una familia más feliz y armónica y, en vez de gastar tiempo reprendiéndolos o estresada por sus acciones, podrás utilizarlo para hacer actividades de calidad juntos.