Estamos casi a mitad del año escolar y, ya estamos recibiendo los primeros informes con las calificaciones de nuestros niños. Mientras algunos reciben felicitaciones, otros se enfrentan al fracaso en varias materias.
¿Qué hacer con un niño que recibe malas calificaciones? En vez de darle el regaño de su vida, lo importante es entender qué pasa y, en conjunto con el chico y los maestros, armar un plan para remediarlo.
Malas calificaciones
Una mala calificación de vez en cuando no debería preocupar, pero cuando se hace algo recurrente, estamos ante un problema que, si atacamos durante la primera etapa escolar, podrá resolverse.
Si tu hijo trajo un informe con bajas claras en ciertas materias, puede ser que su problema esté en comprender los contenidos que requieren de ciertas habilidades, como por ejemplo matemáticas.
Averigua bien con la escuela cuál es la materia que están viendo y las debilidades especificas de tu hijo. Puede ser que se vea complicado al entender cómo funcionan ciertas operaciones, sobre todo si se introdujeron hace poco.
Si crees no tener los conocimientos necesarios para sentarte y ayudarle, pregunta en la escuela por algún sistema de tutores uno a uno, que trabajen directamente con el chico.
Siempre es bueno solicitar una reunión con sus maestros; si es que tu hijo tiene problemas para concentrarse en clase y no entrega su trabajo, puede ser que la intervención tenga que ser diferente.
Muchas veces son los maestros los que detectan posibles problemas de aprendizaje. Coméntaselos a tu pediatra, ya que quizá sea necesaria una evaluación y ayuda profesional.
Cuando las malas calificaciones aparecen de repente
Si tu niño, que siempre obtuvo buenas calificaciones o se mantenía en el promedio, súbitamente pasó a ser un mal alumno, vale la pena investigar qué provocó tal cambio.
Reflexiona ¿Hay algo distinto en casa, me modificaron rutinas? Los cambios en comportamiento, pueden ser una respuesta al estrés que provoca una separación, muerte de un ser querido o la llegada de un nuevo miembro a la familia. Habla con calma y pregúntale cómo puedes ayudarlo. El solo hecho de conversar sin regañar, ayuda mas que un castigo.
Otro caso es el de los adolescentes; a esa edad, están descubriendo cosas nuevas y, entre tanta actividad, el trabajo escolar pasa a un segundo plano. Si ves que las malas calificaciones son consecuencia de una mala planificación o simplemente por preferir las salidas con amigos, las medidas son otras.
Si sabes que tu hijo no tiene problemas de aprendizaje, habla con él de manera algo más seria y exponle tu preocupación. Creen horarios de estudio y un sistema de privilegios.
Las salidas a fiestas, pueden ser un privilegio de tener calificaciones sobre cierto nivel y, el entregar las tareas a tiempo, supone el poder utilizar videojuegos o un teléfono celular.
No le compres cosas, sino que establece reglas para el uso de las que ya tiene. Los privilegios se ganan y, con una mejor actitud, lograrás un cambio.
¿Qué consejos tienes para quienes se enfrentan al mal rendimiento escolar?