Los niños saben más de tecnología que nosotros, no importa si tienen 3 años, ellos manejan el teléfono inteligente como si hubiesen nacido sabiendo y, si una pantalla no es táctil, simplemente no sirve.
Se habla mucho sobre si dejar o no que los niños, sobre todo los más pequeños, usen el Smartphone o la tablet. Si bien hay opiniones a favor y en contra, yo pienso que en moderación no es malo.
Aplicaciones para la edad
Las tiendas de aplicaciones móviles ofrecen una impresionante cantidad de alternativas para los más chiquitos de casa, con juegos educativos e interactivos que supuestamente les enseñan habilidades con letras, números y colores.
Estas aplicaciones, son una buena alternativa, pero su uso no debe sobre pasar los cinco minutos. Muchos niños se vuelven adictos a estos aparatos tecnológicos y son expertos a la hora de sacarlos del bolsillo de papá, mamá y casi cualquier adulto conocido.
En mi opinión, las aplicaciones simples a veces son mejores, ya que sin ser demasiado coloridas o llamativas desde el punto de vista visual, les permiten utilizar su lógica más allá de lo que muestra el teléfono.
Tengo algunas aplicaciones que ofrecen diferentes sonidos; ya sea de medios de transporte, animales o fenómenos naturales. La idea es que mis chicos los reconozcan y relacionen con cosas de la vida real.
Si bien los juegos deben ser adecuados a la edad, tengo un sobrino que está muy interesado en Angry Birds. En vez de prohibirlo, le permito explorar su curiosidad en dos rondas (menos de 4 minutos). Así, aprendió sobre puntería e incluso algo de física, para luego replicar el juego con cosas que hay en casa.
El Smartphone o la tablet, deben ser herramientas que nos ofrezcan ideas para luego plasmar lo aprendido en el mundo real y no ser esclavos de la tecnología. No está de más decir que los adultos debemos guardar el móvil y dar el ejemplo cuando estamos con ellos.
Modo supervivencia
Si bien la moderación es la clave, el Smartphone y la tablet son ideales cuando estamos en modo supervivencia. Por ejemplo, encerrados por horas en un avión y cuando ya se agotaron el resto de las distracciones o, para poder pagar con calma en el supermercado.
En esos casos, sobre todo el primero, todo vale para asegurar la tranquilidad del pequeño, el resto de los pasajeros y nosotros mismos. Mejor niño distraído que pequeño golpeando asientos.
Con moderación, el pequeño aprenderá a utilizar la tecnología como una aliada y no compañera de juego constante y, una vez que vayan creciendo, sabrán utilizar armas no virtuales para su desarrollo educativo y académico.