Estamos a muy pocos días de decir adiós al 2014 y saludar a 2015, un año en que tenemos nuestras expectativas puestas. Esperar el año nuevo, es un día ideal para una conversación en familia.
Los niños, por más pequeños que sean, pueden evaluar lo bueno y lo malo, claro que con diferentes niveles de profundidad, además de ayudarles a definir que desean cambiar o aprender.
Evaluando el año que termina
El 31 de diciembre o antes, si es que el tiempo lo permite, da para sentarse con un rica taza de chocolate caliente y una galletitas, para hablar en familia sobre qué les pareció el año que está por terminar.
Todos pueden participar, recomiendo la actividad desde los 2 años o 2 años y medio. Los menores, se verán divertidos mirando a los más grandes.
Lo primero es hacer una lista con todo lo que pareció bueno del año; puedes ayudar un poco a los más chiquitos y, los mayores pueden escribir.
Lo malo también debe ser evaluado, pero no de forma negativa. En vez de decir lo malo que hice en el año, di las cosas que no quieren repetir o desean cambiar. Si tienes un pizarrón grande, crea una lista separada para cada integrante. De no tenerlo, una gran hoja de papel café o blanco también servirá.
El análisis del año no sólo es personal, sino que pueden hablar de cosas que hicieron en familia y, problemas por lo que pasó la familia, ustedes son una unidad que debe trabajar y entender procesos juntos.
Propósitos de año nuevo
A los adultos, los propósitos de año nuevo, con suerte, llegan a principios de febrero, por lo que es importante tomar cosas pequeñas pero valiosas y que son necesarias.
Por ejemplo, en el caso de un niño de 4 años, sus propósitos pueden ser aprender a abrochar sus zapatos, recoger su ropa del suelo y dejarla en un canasto (puedes colocar uno en su cuarto para ayudarle), etc. Cosas pequeñas que vayan de acuerdo a la edad.
En chicos más grandes, digamos en edad escolar, puedes corregir conductas con propósitos: Puede ser leer un libro en familia, entregar la tarea a tiempo, no pelear por el uso de juguetes o electrónicos, ser amable con un niño que recién llega a la escuela o barrio, etc.
Hay que facilitar que cumplan: Arma un calendario para sus tareas, así tienes en claro que hay que hacer y ellos también, armen una lista de libros adecuados para la edad y, a medida que leen, comenten, armar un horario de turnos para los juegos o estrategias para compartir, etc.
Los adolescentes pueden ser algo más complicados y, en ellos, además de corregir conductas, podemos añadir responsabilidades. En un chico de 15 años, podemos, por ejemplo, mejorar una materia que llevan floja, aprender a cocinar las cosas más básicas e importantes, y, si todo va bien, ampliar los permisos que tiene para salir con sus amigos, siempre que cumplan.
La familia también tiene propósitos: Una noche a la semana para jugar (sombras, monopolio, mímicas, pictionary, etc), ir al cine una vez por mes, hacer deportes juntos, ver más a los abuelos, todo aporta.
¿Qué propósitos de año nuevo tiene tu familia?