El momento culmine del embarazo, es cuando nuestro bebé llega el mundo mediante el parto, un evento que todas las mujeres esperan con emoción y algo de miedo, sobre todo si es el primero.
Si bien hay médicos, enfermeras y matronas en la sala de parto, existen también las Doulas, expertas en acompañar a la madre y dedicarse a sus necesidades emocionales y físicas, mucho más allá de lo médico.
Qué hace un duola
Las doulas son una institución bastante antigua y, en siglos pasados, acompañaban y asistían a las mujeres que daban a luz en sus casas, antes de que los partos se trasladaran a los hospitales.
Actualmente, las doulas se han modernizado y ofrecen un apoyo especial a las futuras madres, que parte en el embarazo y no culmina en el parto, sino que siguen en los meses posteriores.
La doula, nos acompaña en cada paso, despejando dudas y transmitiendo conocimiento. Si bien no son profesionales médicos, si tienen experticia en varios temas: Desde embarazo a lactancia, la duola es comprensiva y, por sobre todo, ofrece una atención ultra personalizada.
Una doula, trabaja con los futuros padres meses antes del parto y, sigue con ellos durante la primera etapa de la vida del bebé, ayudándoles con esas pequeñas cosas que para los principiantes pueden ser complicadas.
Cada vez son más las mujeres que recurren a las doulas durante su embarazo y, en diferentes países, podemos encontrar asociaciones que ofrecen servicios especializados con buenas referencias.
¿Es necesaria una doula?
Diversas investigaciones, han demostrado que el apoyo y experiencia de otra mujer es clave para la futura madre. De cierto modo, la doula reemplaza esos conocimientos que solían traspasarse en la familia, estando allí cuando se la necesita.
Las madres que emplean una doula, presentan menos complicaciones post-parto y logran establecer un plan de nacimiento y, mucho más importante, adherirse a él. La duola, será un pilar donde afirmarse y un apoyo en todo momento.
A diferencia de la matrona, enfermera o médico, la doula conoce a la futura madre, sus puntos débiles y fuertes y las cosas que la ayudan. Esos pequeños detalles como la luz, música o palabras de apoyo, son claves para llevar la paz a la sala de partos.
Luego del nacimiento y con la llegada del bebé a la casa, comienzan una serie de desafíos: Lactancia, el primer baño, sueño del bebé, signos de problemas, etc. Los pequeños no vienen con manual y, alguien con experiencia y por sobre todo paciencia, puede ser el mejor aliado de los padres primerizos.
Se debe considerar que una doula no es para todos: No están cubiertas en los planes de salud, por lo que sus servicios se pagan de forma individual. En todo caso, existen programas de embarazo y maternidad saludable, en los que podemos acceder a una duola.