No es necesario comer muchos dulces, estar con sobrepeso o realizar poca actividad física para ser diabético. Los niños también pueden desarrollar la enfermedad en lo que se llama Diabetes tipo I.
La Diabetes tipo I, también conocida como juvenil o mellitus, no es causada por malos hábitos y suele darse en niños o adolescentes que han sido normales toda su vida. Un diagnostico a tiempo y el tratamiento adecuado, puede darles una larga vida.
A diferencia de la Diabetes tipo II, la diabetes juvenil se debe a que el páncreas no produce insulina, mientras que el segundo tipo corresponde a insulina insuficiente o de mala calidad.
Síntomas y diagnostico de la diabetes tipo I
El diagnostico se realiza a través de pruebas de sangre que el médico ordena al notar ciertos síntomas en los pequeños. Los más comunes son:
- Más sed que lo normal
- El niño se nota más cansado y hambriento que lo habitual
- Pérdida de peso sin razón aparente
- Piel seca con picazón
- El pequeño orina con mucha frecuencia
- Visión borrosa
- Falta de sensación en las extremidades
- Heridas que demoran mucho en sanar
Si tu hijo tiene varios de estos síntomas, consulta con el pediatra. Mediante un examen sanguíneo, medirá sus niveles glucosa en sangre y quizá pida otros tests adicionales para confirmar su diagnostico.
Pese a que es una enfermedad de cuidado y para la cual no hay cura, hay avances importantes, es tratable se siguen con disciplinas las instrucciones del especialista en diabetes infantil.
Tratamiento de la diabetes juvenil
Dependiendo de la edad de tu hijo, es probable que tu te hagas cargo del tratamiento en un principio y, a medida que el niño se haga más autónomo, aprende a medir sus niveles de azúcar y regularlos.
Como en la diabetes tipo I el páncreas no produce insulina, es necesario que se inyecte de forma artificial al cuerpo. Hay que medir su nivel varias veces al día, para determinar cuánta insulina inyectar
La medición de azúcar se hace en casa mediante una máquina simple de operar. Se pincha el dedo del pequeño para obtener una gota de sangre, la que luego se pone en un tira especial y dentro de una máquina que entrega el resultado en menos de un minuto.
En el control, se examina si está muy alta, normal o baja. Si es sólo un poco baja, requerirá consumir una cantidad pequeña de azúcar pero, si baja mucho, se usa el llamado “glucagón”, pastillas especiales de glucosa.
Los niños diabéticos, deben seguir una dieta especial y regular la cantidad de ejercicio que realizan. En su alimentación hay que evitar los azucares y, en el mercado encontrarás una serie de productos dirigidos a diabéticos como galletas, chocolates, helados y mermeladas.
Bomba de insulina
Muchos niños utilizan los que se llama Bomba de Insulina. Se trata de un aparato que, mediante un catéter se conecta al cuerpo y administra insulina según necesidad, en relación de las mediciones de glucosa.
Es pequeña y los chicos la llevan adherida al cuerpo o la ropa. No es para todos los chicos, ya que se requiere responsabilidad en su uso, pero simplifica bastante la vida de un niño o adolescente con diabetes.
La diabetes juvenil es controlable, lo importante es un diagnostico a tiempo y seguir el tratamiento al pie de la letra.