Al nacer, los bebés pasan la gran mayoría del tiempo durmiendo y pareciera que sólo despiertan de cuanto en cuanto para comer, lo que es normal. Durante el primer mes de vida, los bebés duermen 16 horas por día.
El sueño es importante en el primer año de vida, ya que mucho del crecimiento y desarrollo físico de los pequeños se da mientras duermen. Pero al pasar los meses, la cantidad y división de las horas de sueño cambian.
Cuánto necesita dormir un bebé
Como ya les contamos, el bebé duerme 16 hora diarias durante su primer mes de vida y, al llegar al año de edad, el número llega a 13 ½ horas. Lo diferente es como se distribuye el tiempo.
Los recién nacidos, duermen de forma intermitente. Lo ideal es un sueño más o menos largo durante la noche y varias siestas según el mismo cuerpo del niño pide, sin mayor organización.
A partir de los 3 meses, las horas de sueño del bebé están más racionadas. Se espera que un pequeño de 3 meses duerman 11 horas, con la menor cantidad de interrupciones posibles por la noche. Durante el día, el bebé dormirá 4 1/2 horas más, divididas en tres siestas, llegando un total de 15 1/2 horas diarias.
Ya a los seis meses, los horarios de sueño se van haciendo más claros y precisos. Un bebé, dormirá alrededor de 11 ó 12 horas por noche y dos o tres siestas durante el día. El tiempo de sueño total debería alcanzar las 14 ½.
Ya a los 9 meses, siguen manteniéndose las horas de sueño por noche, pero las siestas se hacen más cortas y separadas. A esa edad, se recomiendan dos siestas de 3 horas cada una tres siestas de 2 horas cada una, el bebé se los hará saber.
Llegando ya al primer año de edad, el bebé debería ser capaz de dormir 11 horas por la noche sin muchas interrupciones. Durante el día, lo ideal son dos siestas de 2 ½ horas cada una.
La importancia de los horarios
Cualquier ocasión es buena para quedarse dormido y los bebés fácilmente caen en los brazos de Morfeo en un viaje en auto o cuando les dejamos en su corral de juegos. Los padres saben que, si el niño duerme fuera de su horario, más tarde habrá problemas, ya que costará que se duerma de noche.
Al contrario, si atrasamos su hora de ir a la cama o nos saltamos alguna siesta durante el día, el precio a pagar será caro. Tendremos a un bebé cansado y enojado, lo que se traducirá en padres aún más cansados y estresados.
Se recomienda que los padres creen un horario especifico para las diferentes actividades del bebé: Sueño, comida, hora del baño y juegos. Como padres, sabremos en que momentos estará más dispuesto a interactuar o las actividades que terminan haciendo que se duerma.
Lo ideal es seguir el horario de forma muy consecuente y, en ocasiones especiales, adecuarlo, aunque intentando hacer la menor cantidad de cambios posibles.
Un bebé que descansa lo suficiente, tiene más energía para jugar y aprender, mientras descubre el mundo en esos primeros doce meses que serán cruciales para su desarrollo futuro.