La edad clásica en donde los padres comienzan a “entrenar” a sus pequeños para que dejen los pañales y vayan al baño como niños grandes es alrededor de los dos años, pero existe una corriente cada vez más popular, en la que los pañales sólo son un accesorio.
Se trata de la Comunicación para la Eliminación, en la cual los padres aprender a identificar las señales previas a cuando el bebé orina o defeca, mientras que se les enseña poco a poco a comunicar el momento en que desean hacer sus necesidades.
Casi sin pañales
Hay que entender que el método de la Comunicación para la Eliminación es gradual y se va desarrollando a medida que el bebé crece. La idea, es que al año de edad ya estén listos para retener y avisar de su necesidad de ir al baño.
Los padres aprenden de los hijos y los bebés de sus padres. Mamá, papá y cuidadores estudian los gestos y señales de los bebés, que preceden al momento en que hacen sus necesidades y, al interpretarlas, los ponen en posición para evacuar en un recipiente.
Se trata de un proceso de prueba y error con muchos accidentes. La mayoría de los padres espera hasta los dos meses, ya que los recién nacidos evacuan con mucha frecuencia, a veces cada diez minutos.
Tal como se les enseña a los bebés a comunicarse con lenguaje de señas, la filosofía detrás de la Comunicación para la Eliminación, les enseña a entregar señales sobre sus necesidades, aún cuando el bebé está en etapas muy tempranas de aprender a comunicar.
Los padres suelen reconocer ciertas señales en el llanto y los gestos de su bebé: Hambre, frío, aburrimiento, etc. En este caso, reconocen otras señales y, en vez de esperar que haga en su pañal, se espera que evacuen directamente en recipientes.
A medida que el bebé sea capaz de sentarse y sostener la cabeza, será capaz de sentarse en una bacinica y, al año de edad, avisar de forma clara e independiente el momento en que necesitan ir a ella.
Los beneficios
Uno de los grandes plus de Comunicación para la Eliminación, es que los bebés no sufren de la dermatitis del pañal, que se suele dar por el contacto de su trasero y genitales con orina o feces.
Además, quienes lo practican dicen ahorrar una impresionante cantidad de dinero en pañales, junto con ayudar al ambiente, pero no es algo que todos los padres o niños pueden implementar.
Se requiere una dedicación de tiempo y atención casi constante, sobre todo en el primer año, estudiando al bebé en todo momento, por lo que no es compatible con chicos que van a la sala cuna.
Muchos niños nacen con una vejiga que no se ha desarrollado completamente o son propensos a las infecciones urinarias, por ello su control de todo tipo de deposiciones será mucho menor y más difícil.
Si estás pensando en incorporar la Comunicación para la Eliminación en la vida de tu bebé, háblalo primero con tu pediatra. Él sabrá decirte si es lo correcto para tu bebé y, en caso de serlo, derivarte a un experto.