Muy pocos pueden decir que pasaron su infancia sin recibir ninguna nalgada y, el castigo físico no solía levantar alarmas hace 20 años. Ahora, las cosas son diferentes y con justa razón.
Psicólogos, han estudiado los efectos del castigo físico en los niños y sus conclusiones son bastante interesantes.
¿Hay razones para castigar físicamente a un niño?
Los niños que han recibido nalgadas ocasionalmente, no recuerdan por qué las recibieron, sólo cual fue el castigo. El objetivo de la disciplina es ayudar a que los chicos corrijan ciertos comportamientos, si lo único memorable es el tipo de corrección, no sirvió para nada.
El castigo físico genera temor en los niños, miedo a enfrentar a sus padres ante un problema y agresividad, ya que aprenden que las cosas se resuelven con violencia. No importa si es una nalgada de tanto en tanto o golpes más fuertes, el castigo físico no es útil.
Existen personas que aplican pequeños golpes a los bebés, como forma de crear hábitos como, por ejemplo, quedarse donde están. Con eso se consigue evitar que el pequeño utilice la curiosidad natural y su imaginación.
Si queremos corregir un comportamiento, lo menos que hay que hacer es repetirlo. Si se le dan nalgadas a un niño, por ejemplo, por golpear a su hermano, no estamos demostrando que pegar sea malo.
Una vez que los niños que eran castigados físicamente llegan a la adolescencia, se sentirán con más poder, ya que una cosa es lidiar con alguien de tamaño pequeño y otra con un/a joven que les iguala el tamaño.
Castigos ¿Qué es efectivo?
La disciplina es importante en la infancia, pero hay que aplicarla bien y de acuerdo a la edad. Si un niño pequeño se descontrola, hay que ayudarle primero a volver a la normalidad y luego explicarle que hizo mal y lo que aprendió con su castigo.
En chicos más grandes, los castigos deben ir a saber que hay consecuencias por lo que ellos saben que está mal. Por ejemplo, perder privilegios para usar la computadora, TV, perder una salida a tomar helados, etc.
Un castigo es una forma de enseñanza, por lo que nunca debe humillar al niño. Si el niño se siente menoscabado por el castigo, no le estamos enseñando nada, sólo contribuyendo a disminuir su autoestima.
El castigo debe ser de acuerdo a la falta y no es necesario llegar a este en primera instancia. A veces una conversación es más efectiva y, el castigo va en faltas grandes o cuando el dialogo no tuvo efecto.
Existen diferentes formas de educar y cada familia es única, lo que nunca debe ocurrir es golpear a los niños.