La casa debería ser un santuario para nuestros hijos, un lugar donde se sientan queridos y por sobre todo seguros. Pero son varios los niños que sufren en casa del acoso y abuso de hermanos.
El llamado bullying no es sólo algo que ocurra en el escuela, sino que también en casa. La relación de hermanos siempre es conflictiva, pero a veces puede llegar a niveles graves y debemos estar atentos.
Generalmente siempre hay un hermano más débil o con algún problema que lo haga propenso a las burlas. Si ves que hay conflictos entre tus hijos, observa su comportamiento y evita un daño a largo plazo.
Conflictos entre hermanos
Es normal que existan los conflictos entre hermanos, ya que al pasar una gran cantidad de tiempo se convierten en el par más cercano. Eso no significa que se traten como iguales y, las burlas, descalificaciones y hasta violencia física, pueden aparecer.
Los niños son excelentes a la hora de encontrar diferencias y debilidades en los otros y, aprovecharlas. Si bien un poco de competencia y conflicto es normal, cuando este se transforma en abuso tenemos que intervenir.
Si ves que uno de tus hijos constantemente se aprovecha del otro o, al revés, uno de tus niños tiende a escapar de sus hermanos, podemos estar ante una situación de bullying en la familia. Observarlos y ponte en acción.
Qué hacer ante el bullying entre hermanos
Primero, mira la forma en que tratas a los niños ¿Sueles retar más a uno o hablarse de forma marcada? Los chicos absorben esto y aplican su propia “disciplina” a sus hermanos, especialmente los menores.
Un punto importante es buscar el origen del bullying. Un niño que sufre acoso en la escuela, querrá sacarse la rabia con alguien más débil y, un hermano menor o retraído se convierte en la víctima ideal.
Habla con tu hijo sobre cómo lo está pasando en la escuela y, si ves que es víctima, ayúdalo no sólo a enfrentar la situación de forma externa, sino que también externa.
Reúne a la familia y pide a tus hijos que expresen lo que sienten y qué les gustaría cambiar de la relación con sus hermanos. De ser necesario, habla primero por separado con cada uno de ellos, así no tendrán miedo de expresarte sus miedos.
La relación entre hermanos es la más larga que tendrán en su vida y, son la persona con la que compartirán sus experiencias de niñez cuando sean adultos. Muchas veces, una mala relación en la infancia evoluciona a una sana cuando llegan a la adolescencia o adultez, pero será difícil ser cercanos si se guardan rencores.
Nadie puede obligar a los hermanos a llevarse bien, pero eso no significa licencia para agredirse o hacer la vida del otro una pesadilla. Tu casa debe ser un territorio libre de bullying. Si ves que el problema es grave, acude a un sicólogo infantil, ya que podría ser necesaria terapia individual y familiar.
El bullying no tiene cabida en ningún lugar y, si bien no puedes controlar completamente lo que ocurre en la escuela, en casa mandas tu y, si intervienes a tiempo, el abuso será sólo un mal recuerdo pasajero.