El porcentaje de padres que decide no vacunar a sus hijos es cada vez más alto y, el la gran mayoría de los casos, la razón está entre el supuesto lazo entre las vacunas y la aparición de autismo en los niños.
Ese mito, se basa en un estudio científico que demostró ser falso. Ninguna investigación ha logrado probar un relación entre autismo y vacunas o vacunas y algún otro problema.
Las vacunas, como todo medicamento, tienen sus riesgos, los que son muy bajos y, los beneficios que estas entregan son muchísimo mayores.
Vacunar o vacunar
Antes de tomar la decisión de vacunar o no a los niños, los padres deben informarse y no me refiero a hacerlo en Google, sino que hablando con el pediatra.
Un argumento común, es que las enfermedades para las cuales se vacuna ya no existen. Muchas enfermedades, que antes causaron verdaderas epidemias, fueron controladas gracias a que un porcentaje importante de la población se vacunó.
Otra razón que muchos padres entregan, es que los preservantes que se utilizan en las vacunas son peligrosos: Ya casi no se usa el mercurio y, la cantidad que puede llegar a usarse, es menor a la que un niño puede exponerse en algunas actividades diarias.
Un pediatra, sabrá escuchar las diferentes dudas de los padres y, basándose en sus conocimientos, resolverlas. En algunos casos y para calmar la ansiedad de los padres, el médico propone un calendario alternativo de vacunación, espaciándolas, aunque no es lo más recomendable.
Inmunidad comunitaria
¿Enfermedades como la varicela, sarampión, rubeola o tos ferina están erradicadas? Una enfermedad nunca deja de existir, pero quedamos protegidos gracias a la llamada inmunidad comunitaria.
Se requiere que cierto porcentaje de la población esté vacunado para mantener una enfermedad a raya; dependiendo de cual sea, puede llegar al 90%: Hay personas que por problemas inmunitarios o, por ser demasiado jóvenes para recibir una vacuna, queden fuera y están protegidos por la inmunidad comunitaria, que mantiene esos virus fuera.
Hoy, se está perdiendo la inmunidad comunitaria en varios lugares del mundo: Hay epidemias de rubeola, tos ferina y sarampión, con resultado de complicaciones graves y muertes, sobre todo en niños pequeños, ancianos y embarazadas y no hablo de naciones subdesarrolladas.
Asimismo, dado que las personas viajan cada vez más, es posible que traigan virus desde países donde no están controlados, contagiar a alguien y extender la enfermedad en una comunidad.
Actualmente, Siria y varios países africanos enfrentan un número importante de casos de poliomielitis; basta con que una persona sea portadora del virus, para causar una epidemia en el resto de la población.
Vacunas y autismo
Los casos diagnosticados de autismo han crecido fuertemente en las últimas décadas y por ende el temor de que nuestros niños lo sufran es alto: La verdad es que no hay más autismo, sólo más diagnósticos. Anteriormente, muchos chicos autistas quedan como “excéntricos” o con otros problemas.
Gracias al desarrollo de la salud mental, especialmente en niños, hoy es posible pesquisar más casos e iniciar el tratamiento en forma temprana, dando más oportunidades a los chicos que se encuentran en el espectro autista.
¿Qué dudas tienes acerca de las vacunas?