La adolescencia es una época en que el cuerpo y el cerebro sufren una completa transformación y, los chicos, necesitan mucha energía, la que obtienen durmiendo lo suficiente y con una buena calidad de sueño.
Un porcentaje muy importante de chicos entre los 13 y 18 años sufre de problemas del sueño, muchos de los cuales corresponden al insomnio, por lo que están agotados a la hora de enfrentar el día a día.
Cifras del insomnio en adolescentes
Se cree que un tercio de los adolescentes tiene problemas de sueño y, entre ellos, el 94% declaró tener al menos noches de insomnio a la semana y, el 11%, lo padece al menos una vez por mes.
Si bien los adolescentes son más propensos al insomnio, las chicas tienen 2.5 veces más posibilidad de pasarse varias noches sin dormir o durmiendo poco, lo que se da en el inicio de la pubertad, cerca de cuando tienen su primer periodo menstrual.
Si bien el insomnio suele darse con más frecuencia en la adolescencia, los chicos que lo padecen comenzaron con sus primeros síntomas a los 11 años en promedio, progresando a medida que comenzaron con la pubertad.
La principal característica del insomnio adolescente, es la imposibilidad de conciliar el sueño a la hora adecuada y, se debería una desregulación del cuerpo, que puede tener un origen físico o ser causada por el estrés al que los chicos están expuestos.
Cuánto necesitan dormir los adolescentes
Los adolescentes, jóvenes que van entre los 13 y 18 años, necesitan entre 8 ½ y 9 horas de sueño interrumpido durante la noche, aunque se trata de un índice estadístico. Siempre habrá chicos que requerirán más o menos para funcionar.
El cerebro, libera una hormona llamada Melatonina, que se encarga de regular los ciclos de sueño y, en los jóvenes, esta se produce a un horario mucho más tarde que lo normal, lo que les impide llevar un ciclo sano de sueño.
Los chicos, se sienten energizados hasta las 2 ó 3 de la mañana, lo que les impide ir a la cama y, cuando por fin lo logran, deben despertarse temprano para ir a la escuela: No sólo duermen poco, sino que no consiguen llegar a las fases más profundas e importantes del sueño.
El insomnio, abre la puerta a otros problemas; desde cansancio crónico a estados depresivos, pasando por la propensión al consumo de alcohol y drogas.
Cómo ayudar a un adolescente con insomnio
Lo primero que pueden probar en casa y, siempre en común acuerdo con el adolescente, es establecer ciertos hábitos de higiene del sueño:
- Establecer horarios fijos para ir a la cama
- Adecuar su cuarto para un mejor dormir: Más oscuro, menos distracciones
- Hacer ejercicio: No tiene que ser mucho; hasta media de ejercicio durante el día, ayudan a dormir mejor en la noche.
- Horarios para estudio: Si tienen que hacer la tarea o preparar un examen, deben hacerlo lejos de la hora de dormir, así el cerebro no está revolucionado.
Si estas medidas no ayudan, es importante consultar con su pediatra o un neurólogo especialista en adolescentes. Se le harán pruebas para detectar problemas orgánicos y, en algunos casos, hay medicamentos que les ayudarán a conseguir ese sueño que tanto necesitan.