Todas las etapas de la vida son difíciles, pero algunas se nos presentan más desafiantes como padres. Una de ellas es cuando nuestro bebé se convierte en un niño, aproximadamente en su segundo año de vida.
Los padres esperan con miedo la etapa conocida como “los terribles dos,” un momento donde el niño adquiere una serie de habilidades, que le hacen querer explorar el mundo desafiando limites y la paciencia de sus padres.
El niño de dos años
A los dos años, se espera que los pequeños se hagan más independientes de sus padres, siendo capaces de salir de su zona de comodidad para explorar su entorno sin que tengamos que tomarles de la mano (o al menos eso creen).
El niño de dos años ya camina firme e incluso comienza a correr, por lo que puede escabullirse muy fácilmente. Son intrépidos y las caídas se le olvidan a los pocos minutos.
Aparecen las primeras palabras y NO suele ser una de sus favoritas, son tercos y algo rebeldes, por lo que las rabietas están a la orden del día, ya que saben que esa es la manera de llamar la atención y, si todo resulta bien, salirse con la suya.
Estableciendo limites
A los dos años, un niño es capaz de entender cuando estamos enojados y el significado de un regaño. Eso si, no esperes que resulten acciones a largo plazo, ya que necesitan una corrección inmediata.
De nada sirve decirle que en la tarde no irá al parque porque se comportó mal, ya que no conoce o entiende el significado del tiempo. Es más útil quitarle un juguete y decirle la causa inmediatamente.
Las reglas y limites, deben explicarse de forma clara y concisa. Usa frases cortas y ejemplos fáciles de comprender en su mente, relacionándolas con cosas de su vida diaria.
Mucho cuidado con ceder, los niños de dos años son los mejores manipuladores del mundo y expertos en hacer que olvidemos una regla. Mi vecino de dos años, se golpeaba contra la pared para llamar la atención de sus padres cuando lo regañaban, logrando que lo abracen. Al poco tiempo, entendió que bastaba con un golpe más suave (o incluso fingido) y el mismo nivel de drama, para seguir consiguiendo su objetivo.
Conociendo el mundo
A los dos años, los chicos se vuelven extremadamente curiosos, quieren ver, tocar y conocer todo. Es normal que, si vamos caminando por la calle, paren a mirar una hoja o tocar una flor. Todo es nuevo, emocionante y lo suficientemente importante para concentrarse en ello, aunque sea por 5 segundos.
La curiosidad de los niños puede resultar frustrante, sobre todo si estamos apurados, allí entra a jugar el ingenio de los padres. El niño de dos años es tan curioso como fácil de distraer y, un llavero o juguete pequeño, harán que desvíe su atención y te permitan seguir con tu rutina.
Relaciones Sociales
A los dos años, los chicos comienzan a jugar uno con el otro de forma más profunda, eligiendo niños más afines como sus compañeros de juego. Son más sociales, pero a la vez egoístas y la lucha por un juguete o la atención de los adultos, puede devenir en peleas.
Guiarles en sus primeras interacciones sociales es importante. Debemos dejarles claro que ciertos comportamientos no son aceptables por ningún motivo (golpear, empujar, quitar juguetes, etc).
Guiarles, no significa intervenir ante el más pequeño problema. Espera para ver como los niños actúan e intervenir solo cuando las cosas se pongan feas, eso es parte del aprendizaje.
Los dos años pueden resultarte “terribles”, pero también es una edad mágica donde nuestro bebé se convierte en un niño con una personalidad cada vez más marcada, mientras sigue la senda del crecimiento, que cada vez nos presentará más desafíos.