En los cuentos y películas que vimos de niños, la madrastra es una persona malvada y dedicada a hacerle la vida imposible a la protagonista. Eso juega en contra a la hora de entrar en la vida de los hijos de tu pareja.
Si estás en una relación con alguien que ya tiene hijos, en algún momento los conocerás y, si las cosas van bien, pasarás a ser parte de sus vidas. Hoy queremos darte algunos consejos para ser ser el opuesto de la madrastra de cuento.
Una madrastra ejemplar
Los niños, suelen resentir a cualquiera que tenga una relación con su padre, ya que para ellos es un extraño que viene a meterse en una familia ya establecida. Ya sea que los veas los fines de semana o, durante periodos más largos, ser madrastra es bastante complicado.
Hay cosas que podemos hacer para tener no sólo una buena relación con los hijastros (detesto las palabras madrastra e hijastro), sino que también ser una persona positiva en sus vidas.
Lo primero es entrar de a poco en sus vidas. No quieras ser una persona importante de inmediato. Si las cosas se hacen de a poco, mejor. No te sientas de lado si es que pasan tiempo aparte con su padre, es mucho mejor así.
Una vez que los niños acepten que existes, puedes empezar a incluirte en salidas o tiempo familiar. Acá eres espectadora, no intentes tomar un rol de mando o disciplina. Asimismo, preséntate por tu nombre, quieres ser cercana.
Tener un pequeño regalo para los chicos cuando los conoces, es buena idea. Averigua sobre sus gustos, así sentirán el regalo más especial, ya que se pensó especialmente para ellos. Que no sea nada grande, sólo un detalle que demuestre que te interesen.
No disciplines: Ellos no son tus hijos y, recién estás entrando en su vida. Si algo no te parece o crees que hay comportamiento a corregir, habla con su padre en privado y deja que él se encargue.
Nunca, pero nunca hables mal de su madre. Por más que te la hayan descrito como una bruja, no opines sobre ella delante de los chicos. Es su madre y así debes respetarla.
Hazles sentir en casa: Si vives con su padre y se quedan a dormir, prepara un lugar para ellos y donde se sientan bienvenidos y no como invitados. Considera sus colores favoritos, personajes, etc.
Muestra interés por lo que hacen: Si practican fútbol, puedes ir a apoyarle a un partido con su padre. Si a la niña le interesa el maquillaje, pueden hacer un spa en casa con manicura incluida. Respeta sus secretos a menos que sean algo peligroso.
Si es que la relación avanza, deja que ellos definan quién eres en su vida. No te impongas como una figura materna si es que no te lo han hecho saber o demostrado.
A medida que empieces a convertirte parte de su vida, la relación irá evolucionando y, también lo hará la relación con los chicos. No hay que forzar las cosas, sólo dejar que fluyan.
Si hay conflictos, habla con su padre y decidan cómo proceder; las decisiones deben tomarse en pareja. A medida que pase el tiempo, podrás convertirte en una figura familiar.
Ser madrastra no significa convertirte en la mujer malvada que se robó a su padre y el tiempo que pasan con ellos, sino que ser una persona que ellos quieren, respetan y, finalmente, consideren parte de su familia.