Las bicicletas son uno de los mejores regalos que se les pueda dar a un niño. No sólo hacen ejercicio, sino que también se sienten más independientes, ya que son ellos mismos los que se mueven en un vehículo propio.
El utilizar la bici con rueditas de apoyo es normal y ayuda a los chicos a sentirse seguros mientras aprenden a pedalear y utilizar los frenos, pero siempre llega el momento de sacarlas, un verdadero hito en el desarrollo de un chico.
Quitando las rueditas de apoyo
El sacar las rueditas de apoyo de la bicicleta, es un paso importante tanto para niños como padres: No existe una edad o momento fijo para hacerlo, ya que se requiere que el mismo chico se sienta seguro y lo pida.
Lo común es que, por al menos un año, utilice la bicicleta con las rueditas laterales. Puede ser que un principio el pedalear se les haga difícil, lo mismo que doblar, ambas cosas se van aprendiendo y deben estar listas antes de quitar las rueditas.
Si tu niño se siente confiado y ya aprendió a moverse bien en su bici, las rueditas le impiden avanzar más rápido o realizar ciertos movimientos. Incluso, pueden hacer que se caiga.
En esos casos, debemos plantear a nuestro niño si es que quiere quitarlas. No hay que obligarle. Si el niño no está 100% seguro, se pueden realizar pruebas y luego volver a ponerlas.
Aprendiendo a equilibrarse
Si tu hijo viene montando bicicleta hace un tiempo, pero está reticente a sacar las rueditas, podemos dividir el aprendizaje en dos etapas. La primera es aprender a equilibrarse sin pedalear y, una vez que supera, añadir el pedaleo.
Para la primera fase, quita las rueditas y los pedales de la bici. Ambas partes se pueden sacar y poner fácilmente.
Deja que se impulse solo con sus pies y trate de subirlos y mantener el equilibrio mientras pueda. Si cree que va a perder el equilibrio, siempre puede poner su pie en el sueño y detenerse. Una vez que conquiste el equilibrio por trechos más largos, le podemos proponer el intentar con pedales.
Vuelve a poner los pedales en la bicicleta y fíjate que queden bien fijados. Lo otro es ver si puede alcanzar bien los frenos y revisar que estén funcionando bien. El asiento debe estar regulado para su estatura, cosa que pueda poner el pie en el suelo para darse impulso.
Al principio, el niño se sentirá más confiado y sujetamos la bicicleta por detrás, ya que sabe que, si pierde el equilibrio, podremos evitar su caída. No hay que mentirles y soltarlos.
Una vez que ya está logrando equilibrarse por más tiempo y tomar velocidad, proponle que intente solo. Los primeros intentos serán cortos, trata de que sean en una superficie plana, sin subidas ni bajadas.
Algunos niños de lanzan y aprenden en un par de horas, a otros puede tomarles un par de días.
Es importante que los niños usen siempre casco y que este se ajuste de forma perfecta a su cabeza.