Está terminando el año escolar y, para la mayoría de los chicos es motivo de alegría, ya que además de salir de vacaciones volverán a ver a sus amigos en otoño, esta vez en el próximo grado, pero otros se enfrentan a tener que repetir.
El no pasar de curso es visto como un fracaso y, si no se maneja de buena manera, puede causar depresión en los niños y adolescentes. Algunas veces, la repitencia no responde a calificaciones insuficientes, sino que a la madurez del niño.
Por qué se repite el año
En el caso de los niños más pequeños, hasta segundo o tercer grado, la mayor cantidad de repitencias es por problemas de madurez: El chico no está preparado para cumplir con las exigencias emocionales y sociales del grado al que debe pasar y, obtiene malas calificaciones ya que no está listo o simplemente no es capaz de retener su atención.
Si vemos que nuestro niño es inmaduro, lo mejor es dejarlo atrás en kínder o primer grado y no esperar a que crezca y se angustie con la situación. Es importante hablar con su maestra y el sicólogo de la escuela para tomar la decisión correcta.
Otros niños, ya sea por malas calificaciones por no cumplir con lo que pide la escuela o tener un déficit atencional sin tratar, muestran un rendimiento insuficiente pero, por la edad, no todos los colegios les hacen repetir.
Si ese es el caso de nuestro niño, tenemos dos posibilidades para evitar que llegue a un nuevo año con carencias académicas que le seguirán hasta la secundaria:
Lo primero es una revisión por parte del neurólogo y tratamiento si es que hay alguna dificultad de aprendizaje. Se puede usar el verano para clases particulares y nivelarlo con respecto a sus pares y los conocimientos necesarios para pasar de grado.
Otra es simplemente dejarlos repetir: No sólo por lo académico, sino para que entiendan que su irresponsabilidad y mal comportamiento los llevó a no cumplir con la necesario. A la par, hay que crear un plan para el niño y sus padres, a aplicarse durante el año escolar que repetirán.
Muchos colegios privados castigan la repitencia con expulsión, mientras que los públicos permiten que el chico repita el año en el mismo establecimiento, aunque a veces no hay cupos.
Repitencia en adolescentes
Los adolescentes, experimentan mayores tasas de repitencia escolar que los niños de primaria y, en el caso de ellos, es muy difícil que la escuela los deje pasar si obtuvieron calificaciones insuficientes.
Los padres, deben monitorear sus calificaciones desde principios de año buscando falencias y arreglándolas antes de que sea demasiado tarde. Si no se pudo y el chico no logra pasar de año, debe considerarse la repitencia como una oportunidad.
Si un adolescente no captura bien los contenidos, menos lo hará al año siguiente. El gran problema de repetir, se da en el ámbito social, ya que crea un estigma y los adolescentes pueden tener problemas de conducta o incluso depresión.
El contacto frecuente entre padres y escuela ayudarán a que estos hechos no lleguen lejos y, quizá, el chico necesite otro tipo de ambiente escolar. El otro año, hay que trabajar duro y en conjunto desde un principio.