Hasta ahora era el rey del hogar, pero muy pronto tendrá competencia. Los padres primerizos que tienen mascotas en casa, están preocupados acerca de cómo su perro reaccionará a la llegada del bebé.
Los perros suelen ser muy amigables con los niños, pero eso no significa que no requieran preparación para comenzar a compartir un espacio que antes sentían como suyo, ya que su vida cambiará y mucho.
Preparando a nuestro perro
Mientras empecemos a trabajar con mayor anticipación, mejor. Al menos tres o cuatro meses antes de la llegada del bebé, debemos comenzar a preparar a nuestro perro para adecuarse a esta nueva situación.
Lo primero, es crear un lugar especial para el perro en la casa y que sientan absolutamente como suyo. Cómodo, con espacio para moverse y tranquilo, donde ojala no lleguen muchos ruidos.
Si nuestro perro no está acostumbrado a estar con niños, es el momento se llevarlo al parque y exponerlo a ruidos, situaciones con mucho movimiento y personitas pequeñas corriendo por todos lados.
Puede ser que el perro se altere ante tanta conmoción, pero si seguimos exponiéndolo de forma continua, sabrá acostumbrarse e incluso gustarle la conmoción que causan los niños.
Si tienes un perro muy nervioso, que se altera fácilmente ante los ruidos, es importante desensibilizarlo frente a ellos, ya que el bebé llorará y nuestra mascota deberá poder soportarlo.
Acaricia a tu mascota de formas en que lo haría un niño, es decir, sin tanto cuidado ni motricidad. Toca con cuidado sus orejas, hocico, siempre causarle dolor, pero acostumbrarlo a otro tipo de “cariño.”
Existen entrenadores y veterinario que ofrecen programas de entrenamiento para perros dedicados especialmente a la interacción con bebés y que trabajan con ellos en tu casa.
Cómo preparar la casa
Los bebés, durante sus primeros meses de vida, no van a moverse por si solos por la casa. La habitación donde dormirá el bebé, debe quedar fuera del acceso del perro y eso debemos enseñárselo de antes.
Si puedes, coloca una puerta que impida el acceso al perro y además le delimite ese territorio, para que sepa que no le pertenece.
En caso de que el perro suela subirse al sillón o sobre tus piernas, hay que enseñarle a quedarse quieto, ya que podría, sin quererlo, pasar sobre el bebé.
Al igual que con cualquier nueva persona, hay que acostumbrar al perro al olor del bebé. Déjale oler productos como jabón para bebés y, antes de traerle del hospital, que huela una manta en que haya estado envuelto el niño.
Al traerlo a casa, no dejes que se le acerque mucho, puede olerle a una distancia que permita intervenir en caso de problemas. Por más que tu perro haya aceptado al bebé, nunca debes dejarlos solos.
A medida que el bebé crezca, enséñale a ser un buen compañero del perro; que no lo jale de forma ruda o le golpee. Enséñale a acariciarlo, jugar con él y, a medida que va llegando al primer año y medio de vida y ya se mueve, que participe de alimentarlo y llevarlo de paseo.
Está en nosotros ayudar a que el bebé y perro se conviertan en amigos, evitando peligros para el pequeño, pero sin descuidar a quien fue nuestro fiel compañero antes.