La imagen del bebé con su dedo pulgar en la boca en común y se nota tierna, pero cuando el dedo sigue siendo objeto de consuelo pasado el primer año de vida, muchos padres se preocupan.
Existen cientos de recetas populares para hacer que el niño deje de chuparse el dedo, las que van desde poner algo picante o de mal sabor en el pulgar hasta aterrorizarlo, pero la verdad es no se trata de un problema grave.
Qué hacer si mi hijo se chupa el dedo
Los niños pequeños, encuentran consuelo en una actividad repetitiva; ya se abrazar a su peluche favorito o mantita o, chuparse el dedo. Es normal y no provoca ningún daño.
La mayor preocupación de los padres, es que el chuparse el dedo influya con la salud dental de los niños, pero la verdad es que es bastante más inocuo que si estuviesen usando un chupete.
La Asociación Americana de Dentistas, indica que chuparse el dedo no tiene ningún efecto por sobre el crecimiento y alineación correcta de los dientes mientras el niño aún no haya cambiado sus dentadura infantil por aquella definitiva, lo que ocurre alrededor de los seis años.
El único problema estaría en los casos en que los chicos se chupan el dedo de forma muy agresiva, moviendo además a lengua, ya que podría deformarse el paladar, aunque son casos muy específicos y poco comunes.
Entre los dos y cuatro años de edad, el chuparse el dedo es una respuesta a momentos en que están muy cansados, después de una rabieta o cuando quieren sentirse seguros. Notarás que el comportamiento se hace más común ante cambios como la entrada a la escuela, llegada de un hermanito o mudanzas.
Puedes cuidar su dedo aplicando alguna crema humectante una vez que se duermen, para evitar heridas o piel partida.
Cómo ayudar al pequeño
Si bien chuparse el dedo es normal durante la etapa pre-escolar, eso no quita en que, de forma inteligente, podamos ayudarlos a dejar el habito.
Una de las cosas que podemos hacer, es redirigir su atención a otra actividad cuando notas que se chupa el dedo.
Si ves que suele chuparse cuando está frustrado o asustado, pídele que te cuente qué pasa y ayúdalo a sentirse mejor. Esto puede hacerse con niños que ya hablan y son capaces de expresarse.
En los más pequeñitos, un abrazo de papá o mamá los ayudará mucho.
Lo que nunca debes hacer, es reprenderlos o ridiculizarlos y menos utilizar métodos como el poner cosas desagradables en su dedo o asustarles: He visto padres poniendo hierbas amargas o hasta ají picante o, peor, indicando que si se chupa el dedo vendrán las moscas.
Verás que con el tiempo y, a medida que aprenda a controlar mejor sus emociones, el chuparse el dedo será cosa del pasado.