Llegan las fiestas de fin de año y con ello las reuniones familiares, donde nos encontramos con parientes que no vemos con demasiada frecuencia.
Por más que queramos lucir a nuestros chicos, muchos de ellos saludan a la distancia y, algunos padres insisten para que vayan a darle un beso a o abrazo a ese tío lejano o la bisabuela que apenas conocen.
El obligar a los chicos a mostrar un acto físico de afecto, en enseñarles que no son dueños de lo que hacen con su cuerpo. Sin querer, no les inculcamos el respeto que merece su espacio físico.
Afecto forzado
Probablemente tu tampoco tienes ganas de abrazar o dar un beso a muchos adultos y, encuentras una excusa para sacarte tal obligación de encima. Los niños no tienen ese privilegio, ya que se les tilda de tímidos o simplemente mal educados.
En tiempos donde el abuso a menores está cada vez más en la palestra, el educar a los niños para que respeten su cuerpo, espacio personal y no se dejen amedrentar por los adultos se hace necesario, pero al obligarles a demostrar afecto forzado les damos el mensaje contrario.
Puede pasar que un pequeño que es normalmente afectuoso, simplemente no se de con una persona. Ellos son dueños de decidir a quién abrazar y, si alguien no les da una buena espina, hay que confiar en su criterio.
Respeto a su cuerpo
No basta con enseñar a nuestros hijos cuales son sus partes privadas y que nadie puede tocar y, que los extraños son peligrosos. La gran mayoría de los abusos son realizados por personas conocidas.
Al inculcarles que son dueños de su cuerpo y, que está en ellos en decidir a quienes se acercarán, les damos un poder que les ayudará a resistirse a posibles abusos o hacernos ver cuando no se sienten cómodos con alguien.
Si les hemos obligado a ser afectuosos, se sentirán asustados de ser regañados y, por ende terminaran siendo cómplices del abusador. La mejor arma contra el abuso, es que el niño sepa que el derecho a acercarse a él pasa por su consentimiento.
Podemos empezar a inculcar el concepto de espacio personal a temprana edad, no sólo como defensa, sino que también para educarles en el respeto a otros. Si tu chico simplemente no quiere acercarse a alguien, enséñale a estrechar una mano o saludar cortésmente desde lejos.
Respeta a los demás y aprende a respetarte, dos conceptos claves que deben aprenderse desde temprana edad y que, como padres, debemos hacer parte de las lecciones de vida que les inculcamos.