Antes de aprender a caminar, ya se están enfrentando a casi cualquier peligro, por lo escondido y tapado que esté. Son los que se lanzan de la silla o intentar trepar por la cocina. Los niños sin temor al peligro.
Criar un niño que no teme por su integridad física (o por la mental de sus padres), es un desafío complicado. No queremos que se haga daño, pero tampoco deseamos coartar su espíritu aventurero y seguirlo todo el tiempo.
Los padres de un niño sin miedo al peligro, conocen el camino con menos tráfico a la sala de emergencias a la hora de mayor congestión, saben qué responder cuando otro padre, horrorizado, les dice que su chico está arriba del árbol y, tienen frases tan poco comunes como “Está prohibido encerrarse en el freezer.
En vez de querer transformar a ese niño en una estatua (imposible), aprende a convivir con su forma de desarrollarse y vivir. Te sacarán más canas que un chico común y corriente, pero al mismo tiempo te harán sentir orgullosa ante esos pequeños “cobardes” en el parque de juegos.
- ¿Tu hijo se trepa a los arboles o sube a todo que encuentra? En vez horrorizarte, enséñale a hacerlo de la mejor manera posible. Un chico que sabe subir y bajar de la forma optima, tendrá menos accidentes.
- Distracción, distracción, distracción: Si ves que tu hijo está empezando a hacer algo peligroso, que seguramente retomará una vez que lo regañes, presenta otra actividad que se vea divertida.
- Ayúdalo a gastar su energía: Los chicos sin miedo al peligro, suelen tener una gran cantidad de energía que necesitan gastar todos los días: Paseos en bicicleta, salidas al parque o correr hasta que se canse. Todo vale hasta que quede agotado.
- Si te asustas, no lo muestres: Si tu hijo energético y sin temor te ve asustada, será un aliciente. Acá la manipulación emocional no sirve.
- No le grites cuando esté en peligro: Un grito cuando está arriba el árbol, puede distraerlo y terminar en una caída. Háblale suave y con serenidad, pídele que baje para que vayan a los columpios o preparen los dos la cena.
- Si se lástima, pero no es grave, no vayas a consolarlo: El se metió sólo en el problema y debe afrontar las dolorosas consecuencias. Se aprende mediante la experiencia y las caídas son un buen recordatorio.
- No lo coartes: Sabes que es más ágil o valiente que el niño promedio de su edad. Déjale utilizar el área de juegos para niños más grandes en el parque. Sabes que está bien preparado y será un desafío más seguro que sus habituales locuras.
Lo más importante de todos, es que se trata de una etapa que la mayoría supera. Puede ser que tu hijo no tenga temor al peligro, pero formará un espíritu valiente que le hará ir por la vida sin miedo a desafíos.