La ciencia avanza cada vez más rápido y, si hace unas décadas nos maravillábamos con la posibilidad de ver, aunque de forma bastante poco clara, al bebé en las primeras ecografías, hoy tenemos acceso a tecnología de avanzada para conocer con una impresionante nitidez al pequeño antes de nacer, junto con asegurarnos que esté saludable.
Existen otros exámenes que el médico podría pedir durante el embarazo y, uno de ellos es la amniocentesis, en el cual se extrae una pequeña cantidad de líquido amniótico desde el útero y se le analiza para buscar problemas y anormalidades genéticas en el bebé por nacer.
La amniocentesis, no es un examen que se pida en todos los embarazos, sino que los médicos lo reservan para madres de más de 35 años o con antecedentes familiares que harían al bebé más propenso a desarrollar ciertas condiciones genéticas.
Generalmente, la amniocentesis se realiza durante el segundo trimestre del embarazo y se trata de un procedimiento medianamente invasivo, por lo que sólo se recomienda en casos donde la edad o historia familiar lo justifique.
¿Qué cosas se pueden detectar mediante la amniocentesis?
Al analizar el líquido amniótico, es posible detectar anomalías cromosómicas que derivan en condiciones como el Síndrome de Down, otras trísonomias, condiciones genéticas heredables y una serie de trastornos neurológicos y metabólicos.
Además, la amniocentesis sirve para confirmar posibles diagnósticos de problemas que se ven en las ecografías como la espina bífida. También, a través del análisis del liquido amniótico, es posible detectar infecciones en el bebé.
Un área donde la amniocentesis ha demostrado ser muy útil, es en casos donde podría existir una incompatibilidad del factor RH sanguíneo entre madre e hijo, detectando si el niño es RH positivo o Negativo. De ser positivo y la madre negativa, va a requerirse un tratamiento extra.
Gracias a la detección temprana, médicos y padres pueden enfocarse a tratar la condición antes del nacimiento, como también prepararse para las necesidades especiales que el niño va a requerir, todo con el apoyo de personal experto.
¿Cómo se realiza la amniocentesis?
Con la paciente acostada en una camilla, el médico localiza, mediante un ultrasonido, el mejor lugar para extraer el liquido amniótico. Una vez seguro de la ubicación, el médico introduce una aguja larga y extrae alrededor de 14 cc de líquido amniótico.
En algunos casos, el examen se realiza utilizando sedación local, ya que puede resultar doloroso
Tras el examen, la madre debe permanecer acostada por cerca de una hora y, al llegar a casa, permanecer en reposo por el resto del día.
El análisis y la entrega de resultados, toma entre 3 y 4 semanas, aunque puede ser más o menos, dependiendo si es que se busca algo especifico.
¿Cuáles son los riesgos?
Al ser un procedimiento medianamente invasivo, la amniocentesis carga cierto riesgo de complicaciones, las que van desde pequeñas perdidas de líquido amniótico a sangramientos y, en los casos más graves, término del embarazo.
Como ven, las complicaciones son mayores a las de otros exámenes pre-natales, pero la tasa de ocurrencia de ellas es muy baja. Menos del 1% de quienes se someten a una amniocentesis presenta algún tipo de complicación.
El futuro de la Amniocentesis
Estudios recientes, han demostrado que es posible obtener algunas células madre embrionarias desde el líquido amniótico, sin dañar al bebé. Así, se abre un campo importante para la cura de una gran cantidad de enfermedades, aunque las investigaciones recién están en sus primeras etapas.