Ningún pequeño está feliz todo el tiempo y, pasa por días donde se siente triste. Eso es normal, pero hay veces que esa tristeza esconde algo más serio, ya que los niños también pueden sufrir de depresión.
Hace 15 años, nadie imaginaba que un niño pudiese sufrir de depresión y, esa falta de diagnostico, hizo que muchos llegaran a la edad adulta con síntomas mucho más severos que si hubiesen sido tratados en la infancia.
La depresión infantil, afecta aproximadamente al 2,5% de los niños. Si bien niños y niñas pueden deprimirse, son los varones quienes presentan más casos de depresión antes de los diez años y, las niñas llevan la delantera una vez que entran a la pubertad.
Síntomas de la depresión infantil
Ningún niño es igual a otro y, si bien no todos los pequeños muestran los mismos síntomas, si hay algunas señales claras que dan luces acerca de la existencia de un trastorno depresivo.
Los síntomas más comunes son:
- Tristeza y decaimiento de forma continua
- Mayor irritabilidad
- Cambio en patrones de sueño: Duermen mucho más o mucho menos
- Cambios en el apetito: Aumenta mucho o decrece bastante
- Los chicos se abstraen de la compañía de otros niños y actividades que antes disfrutaban
- Se les ve cansados
- Bajan su rendimiento escolar
- Son más sensibles a la crítica
- Problemas para concentrarse
- Dolores físicos o quejas constantes como dolores de estómago, cabeza
- Pensamientos negativos
- Ideas suicidas o idealización de la muerte
Si notamos algunas de estas señales en nuestro niño, no importa la edad que tenga, debemos contactar de inmediato a su pediatra para que nos derive a un siquiatra infantil.
Tratamiento de la depresión en los niños
La siquiatría infantil es diferente a la de los adultos y, hoy existen tratamientos diseñados especialmente para los niños; ya sea mediante diferentes terapias sicológicas y, de ser necesario, medicaciones que han sido probadas y autorizadas para su uso en menores.
El médico, evaluará al pequeño durante varias sesiones, muchas veces son la ayuda de otros profesionales como sicólogos. La evaluación, también se hace a los padres y familia, que son quienes mejor conocen a los chicos.
Con un diagnostico, se busca diseñar la mejor terapia para el niño: Se suelen realizar sesiones de terapia individuales y familiares, grupos de varios chicos que trabajan mediante el juego y, orientación a los padres para trabajar en casa.
En casos más serios, los siquiatras evalúan la necesidad de utilizar medicamentos; ya sea antidepresivos, ansiolíticos o estabilizadores, ello dependiendo del diagnostico. Con el tratamiento adecuado, nuestro pequeño podrá vencer su depresión o, si es un diagnostico más serio, obtener las herramientas para tenerla bajo control.