Al nacer, los bebés pasan gran parte del día durmiendo (y las noches nos mantienen despiertos) y, a medida que van creciendo, sus hábitos de sueño se ordenan y requieren sólo de un par de siestas cada jornada.
Durante sus primeros años de vida, los chicos también requieren un tiempo de descanso a la mitad del día, pero llega un momento en donde dicen adiós a las siestas y se ajustan a un horario de sueño donde, si bien duermen más que un adulto en las noches, durante el día no requieren una pausa.
¿Cuándo es momento de decirle adiós a la siesta?
Las siestas, se van eliminando de forma gradual del día de los chicos. A los dos años, ya requieren sólo una siesta y, llegando a los tres, esa hora de sueño puede convertirse en sólo 45 minutos. Muchos chicos se resisten a la siesta, pero es un tiempo necesario para tener la energía para seguir disfrutando del día.
A los cuatro años y coincidiendo con la entrada al preescolar, nuestro niño está en condiciones de dejar de lado esa siesta casi obligatoria. Como padres, hay que ayudarlos a crear una nueva rutina de descanso.
Lo importante, es considerar cuánto duerme por las noches: Si a los cuatro años duerme entre 11 ó 12 horas, ya reúne todo el tiempo de sueño necesario para recargarse de energía para el día siguiente.
Puede ser que un niño a esa edad todavía requiera de su siesta y es totalmente normal. Incluso, en etapas donde están experimentando un crecimiento o estirón, vas a notar que piden dormir y comer más y es que el cuerpo requiere energía extra.
Eliminando las siestas
Crear una nueva rutina de sueño no es cosa de un día, sino que requiere de un trabajo serio y en el que toda la familia lo apoye.
La hora de ir a la cama debe ser fija durante los días de semana y no variar demasiado los fines de semana. Quizá no deba madrugar al día siguiente, pero jugar con los horarios, sobre todo antes de los 7 años de edad, no es buena idea.
Si es posible, después de llegar a la escuela a la mitad del día, debemos crear un momento tranquilo y de relajación, no para dormir pero si para descansar.
La hora de cenar, debe ser ojala al menos dos horas o una hora y media antes de ir a la cama y dedicar el tiempo que queda a un baño relajante y un rato tranquilo en familia, durante el cual se puede conversar o leer.
Una buena rutina de sueño, ayudará a nuestro chico a tener toda la energía necesaria para aprender y crecer en una edad llena de desafíos interesantes.